Cuando hablamos de naranjas, aunque lleven el mismo nombre no hay 2 iguales. Las diferencias no sólo se encuentran en el sabor, sino en cómo se ha cultivado, bajo qué condiciones salariales o qué recursos naturales se han utilizado. Si nos paramos a pensar y analizar un alimento más allá del precio, podremos darnos cuenta que puede resultar barato económicamente pero carísimo a nivel medioambiental o social.

Qué compras, a quién se lo compras y el precio que pagas tiene impactos directos e indirectos en la sociedad y en el medio ambiente. Nuestra responsabilidad como consumidores genera mucho más impacto que cualquier medida política.
Te proponemos una nueva forma de adquirir tus naranjas como si las estuvieras yendo a recoger directamente a la finca donde se producen (con la diferencia de que nosotros te las llevamos a casa).
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