A principios de 2024 escribimos un artículo sobre qué es la agricultura regenerativa para CrowdFarming, y cómo convive con la certificación ecológica. En él, especificamos que para nosotros, la agricultura regenerativa tiene que demostrar resultados. De eso se trata el Índice de Regeneración que verás en la descripción de nuestros agricultores regenerativos.
El Índice de Regeneración es un sistema para evaluar y validar los resultados de las prácticas regenerativas, ofreciendo transparencia y métricas claras tanto a agricultores como a consumidores.
¿Qué evalúa el Índice de Regeneración y qué podrás ver en la web de CrowdFarming?
El Índice de Regeneración mide más de 50 indicadores clave, tanto en campo como en laboratorio, para evaluar el impacto de las prácticas regenerativas en cada finca. Es decir, para medir que efectivamente se está regenerando el ecosistema de la finca.
El índice, que podrás encontrar en la página de todos los agricultores regenerativos, va de 0 a 5, donde 5 representa el mejor estado posible de un ecosistema natural. Además, si el agricultor ya es regenerativo (es decir, lleva más de un año en el programa), también verás un índice de mejora que compara su última medición con la línea base o el año anterior, y que refleja su progreso.
El índice general se compone de tres puntuaciones específicas para cada área clave: suelo, agua y biodiversidad. Además, hacemos seguimiento de otras dos áreas: condiciones socioeconómicas y comunidad, para evaluar de qué forma estas están alineadas con la regeneración del ecosistema. A continuación, te explicamos qué se evalúa en cada una:
Salud del suelo
Como refleja nuestra iniciativa 1% para el Suelo, la salud del suelo es clave en la agricultura regenerativa, y por ello un pilar clave del índice. Una buena salud del suelo permite alimentar correctamente a la planta aportándole los nutrientes que necesita – se dice que es el sistema digestivo de las plantas.
Una buena salud del suelo requiere de menor (o incluso de ninguna) aportación de insumos o nutrientes adicionales como fertilizantes. Un suelo sano es clave tanto a nivel global como local. A nivel global, su capacidad para absorber carbono contribuye a mitigar el cambio climático. A nivel local, su capacidad para retener agua y nutrientes reduce la dependencia de recursos externos para el riego y nutrición de la planta, beneficiando directamente a los cultivos.
Ciclos del agua
El agua es fundamental para la vida y, como no podría ser de otra manera, es uno de los tres pilares básicos del índice. Funciona como el combustible que activa el sistema: permite que el suelo, inicialmente sólo un «recipiente» de materiales, se convierta en un ecosistema vivo. Es el agua la que sustenta comunidades microbianas, vegetales y animales, favoreciendo su desarrollo y las interacciones beneficiosas que generan entre estos seres. Sin este recurso, los procesos naturales que permiten que un suelo recupere su salud y favorezca la salud de los cultivos no podrían darse de manera efectiva.
Esta área del índice evalúa no solo la calidad del agua de riego, sino también el manejo que se hace en la finca del agua, y la capacidad del suelo de almacenar el agua de lluvia, crucial en muchas de las zonas en las que trabajan nuestros agricultores.
Biodiversidad
El pilar de esta área es totalmente contrario a la filosofía que lleva guiando la agricultura convencional durante las últimas décadas. Si durante años la mentalidad ha sido enfocada al monocultivo y la erradicación de cualquier competencia del cultivo principal, ahora valoramos la biodiversidad como un factor muy beneficioso para el cultivo y el ecosistema de la finca en general.
No es solo una cuestión ambiental. La biodiversidad es un factor clave para la resiliencia, ya que cada eslabón cumple su función, evitando que un eslabón crezca desmesuradamente frente a otros. En otras palabras, un sistema diverso es el aliado esencial para combatir plagas. Además, la diversidad de especies vegetales favorece la presencia de animales cuya acción es beneficiosa para el ecosistema, incluidos los insectos polinizadores, fundamentales para muchos cultivo y fomenta otras comunidades que a menudo pasamos por alto, como los microorganismos. Cuanta mayor diversidad de raíces haya en un terreno, más bacterias beneficiosas se asociarán a ellas, creando un sistema más nutritivo y saludable para los propios cultivos.
Si quieres profundizar en la información, podrás descargar los informes detallados, donde desglosamos cada área y las puntuaciones obtenidas en distintos sub parámetros. Así, tendrás una visión todavía completa del estado del ecosistema de cada finca.
¿Cómo consiguen los agricultores su Índice de regeneración?
El proceso del índice de regeneración sigue un enfoque sistemático y estructurado que combina análisis en campo y laboratorio.
Evaluaciones en el campo
Durante las visitas a la finca, expertos realizan observaciones y pruebas prácticas – muchas de ellas parte del protocolo de análisis visual de suelo. Algunas de estas pruebas son:
- Medición de la penetrabilidad del suelo, para evaluar su compactación. Un suelo muy compactado no filtra bien el agua, lo cual da problemas de encharcamiento, evaporación y escorrentías que impiden almacenar el agua como un suelo sano haría.
- Conteo de lombrices, un buen indicador de biodiversidad funcional subterránea, y por lo tanto, de un suelo fértil.
- Pruebas de estabilidad de agregados, que analizan la estructura del suelo y la presencia de microorganismos de manera indirecta.
- Evaluación del porcentaje de cobertura vegetal y su composición, crucial para proteger el suelo de la erosión y mejorar la retención de agua.
Análisis en el laboratorio
Además, los expertos toman muestras que se envían a laboratorios especializados para análisis más detallados.
- Muestras de suelo para evaluar áreas como:
- Estructura del suelo, que influye en su capacidad para retener agua y nutrientes.
- Materia orgánica, esencial para la fertilidad y el secuestro de carbono.
- Nutrientes esenciales, que garantizan un equilibrio adecuado en el suelo.
- Muestras de agua: se evalúa la calidad del agua utilizada en el riego. Se examinan parámetros como el pH, la salinidad, los niveles de minerales (calcio, magnesio, sodio) y la presencia de contaminantes como nitratos o metales pesados. Todos estos, factores que afectan tanto a la salud del suelo como al desarrollo de los cultivos.
- Muestras de savia (hoja): se miden los niveles de nutrientes directamente disponibles en las hojas de las plantas. Nos proporciona una imagen instantánea del estado nutricional del cultivo, lo que nos permite identificar deficiencias o excesos de nutrientes clave como nitrógeno, fósforo, potasio y/o micronutrientes. En última instancia, sirve al agricultor para ajustar sus técnicas de fertilización o enriquecimiento del suelo.
- Muestra de insectos: se recolectan para evaluar la biodiversidad y abundancia de insectos en la finca, incluyendo polinizadores, depredadores naturales y especies potencialmente dañinas. Estos análisis ayudan a medir el equilibrio ecológico y la resiliencia del ecosistema frente a plagas, y valorar el impacto de las prácticas regenerativas en la fauna local.
Todos estos análisis son claves para generar un Índice de Regeneración, que refleje de manera precisa el estado del suelo y guíe a los agricultores en su proceso de mejora.
Este proceso se realiza cada año y sigue tres etapas principales:
1. Medición inicial (La línea base)
El proceso comienza con una línea base, que establece un punto de referencia sobre el estado actual de la finca. Esta medición inicial tiene como objetivo evaluar la situación de los pilares clave: suelo, agua y biodiversidad; identificar áreas de mejora; y sentar las bases para comparaciones futuras que validen el impacto de las prácticas regenerativas.
2. Progreso en el primer año (Año 1)
Un año después, se repiten las mismas mediciones y los resultados se comparan con la línea base. Si se observan mejoras significativas en los pilares clave, la finca puede recibir la etiqueta “Finca regenerativa.”
3. Verificación anual (Año X)
El proceso no termina ahí. Cada año, el Índice de Regeneración se repite para garantizar que la finca mantenga un progreso constante y que las prácticas regenerativas sigan generando resultados tangibles. Para conservar la etiqueta de “Finca regenerativa”, es necesario demostrar mejoras continuas.

No es solo una evaluación, es una herramienta
El índice de regeneración es clave para la agricultura regenerativa porque aporta transparencia y datos claros sobre el progreso de las fincas. No podemos entender este modelo de agricultura sin resultados que la respalden. Esto genera confianza tanto en la comunidad de productores como entre los consumidores y da la credibilidad que merecen a aquellos que hacen el esfuerzo de adoptar prácticas regenerativas de verdad.
Pero además, debe servir como una herramienta práctica de gestión que guíe a los agricultores en la toma de decisiones y en la planificación de las iniciativas a implementar. Proporciona datos y métricas claras que permiten identificar áreas de mejora, ajustar prácticas que no han tenido el impacto esperado y centrarse en estrategias más efectivas. Podemos pensar que una iniciativa tiene un impacto sustancial en un área y luego comprobar que no ha sido así, y esto permitirá al agricultor rectificar y enfocarse en otras prácticas para conseguir mejorar su índice y, por consiguiente, mejorar la salud y resiliencia de su finca.
El índice de regeneración – incluidas todos las visitas y evaluaciones en finca, así como las analíticas de laboratorios – está completamente financiado por CrowdFarming, gracias a nuestra iniciativa 1% for the Soil, a través de la cual dedicamos el 1% de ventas de fincas regenerativas o en proceso de regeneración a proyectos que ayuden a escalar la agricultura regenerativa.
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